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Durante el confinamiento surgió una situación peculiar: por un lado no había clase presencial y por otro había un mayor tiempo de convivencia familiar. Una duda se planteó en algunos padres en cuanto al tratamiento médico del TDAH que se estaba administrando a sus hijos. ¿Debían continuar administrando o no dicho tratamiento?. La duda se planteó en los padres porque habitualmente el motivo de la detección de la sintomatología suele ser el bajo rendimiento escolar, y/o la dificultad en el aprendizaje, y los padres suelen esperar una mejora académica con el tratamiento. Como no hay clase,  no hay problema que solucionar.

Este punto de vista no es el adecuado, ya que el diagnóstico del Trastorno por déficit de atención con hiperactividad e impulsividad en todas sus formas, supone una alteración en el neurodesarrollo, especialmente en las zonas cerebrales de las que depende la atención, y como consecuencia, se originan los síntomas de TDAH, causa importante del fracaso académico y de otras dificultades que pueda tener el paciente.

El tratamiento del TDAH, que debe ser multimodal, es decir, médico y psicoterápico o psicopedagógico, está dirigido a mejorar el proceso atencional y las funciones ejecutivas afectadas, y esta mejora no sólo se apreciará en el ámbito académico sino también en las actitudes cotidianas que afectan probablemente de forma más evidente pero quizás menos problemática, aunque otras veces si afectan a la convivencia familiar.

Según  la guía de buenas prácticas elaborado por el  Instituto Nacional de la Excelencia para la Salud y la Atención del Reino Unido (National Institute for Health and Care Excellence, NICE), el tratamiento médico del TDAH, no debe discontinuarse ni en las vacaciones, ni en los fines de semana. Por las mismas razones que esta guía aconseja no discontinuar el tratamiento en las vacaciones, tampoco debe discontinuarse en el confinamiento.

El comportamiento en los pacientes ante esta circunstancia ha sido muy diverso. Muchos pacientes con tratamiento médico lo han soportado muy bien, y no han manifestado problemas, manteniendo el tratamiento, de lo cual nos hemos quedado gratamente sorprendidos.

Lógicamente no se puede generalizar, ya que el comportamiento ante los cambios de rutina son muy personales e individuales.

En otros casos, aunque han soportado muy bien el confinamiento, luego ha empeorado su comportamiento al poder salir a la calle de nuevo, como si durante el confinamiento estuviesen sujetos a una rutina a la que estaban acostumbrados y con el cambio, ante la finalización del confinamiento, al no estar sujetos a una rutina, sin una guía que les oriente, vuelven al comportamiento sintomático del TDAH, al menos en inicio.

EQUIPO INVANEP

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