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Frecuentemente mis pacientes, maravillados al ver las sofisticadas máquinas con las que hacemos las pruebas, me preguntan: Doctor ¿cómo hacían ustedes estas pruebas antes de tener todos estos ordenadores?.
La respuesta es obvia: ¡NO LAS HACIAMOS! 


El Electroencefalograma detecta la actividad eléctrica de las neuronas piramidales de las capas superficiales del cerebro. La electricidad es una fuerza de la naturaleza que estaba presente desde la creación del mundo, sin embargo el ser humano la descubrió en 1725 cuando Benjamin Franklin consiguió meter electricidad de un rayo en una botella de Leyden, demostrando así que era una fuerza que pasaba de un punto considerado “positivo” a un punto considerado” negativo”.

En 1875 el médico escocés Richard Caton descubrió, colocando electrodos en el cerebro de animales como gatos y conejos, que había débiles corrientes eléctricas que atravesaban estos cables. Este es el año en el que se construye el primer coche a vapor y los impresionistas comienzan a exponer sus cuadros.
En 1910 Kaufmann reprodujo crisis epilépticas en perros aplicando corrientes eléctricas en la corteza cerebral. 

El 6 de julio de este año, 2018, se cumplirán 94 años del primer electroencefalograma. Lo realizó el médico alemán Hans Berger a su hijo de 15 años.
La utilización rutinaria del EEG en la clínica hospitalaria comenzó en 1937. El hijo de Hans Berger tenía 28 años.
Todavía viven muchas personas cuyo EEG en papel está guardado en los Archivos de Historias Clínicas de nuestros hospitales. Ahora tienen 80 años.
En 1965 se aplicó el algoritmo de Fourier al estudio del EEG, lo cual permitió el análisis espectral.
En la década de los 80 se introdujo el video EEG. Los avances posteriores se han producido a una velocidad vertiginosa, siendo el más importante la conversión digital del EEG lo que permite su transmisión por cualquier medio, sin pérdidas de ningún tipo.


¿Qué maravillas nos espera en los próximos años?


Recientemente he adquirido un dispositivo del tamaño de una tarjeta de crédito, que colocado al lado de mi móvil y tocándolo con dos dedos realiza un Electrocardiograma que envía automáticamente a mi cardiólogo. (Os muestro una fotografía a continuación)

Foto Post Pedro

Al igual que los estudios de ECG precedieron a los de EEG en 10 años, en poco tiempo veremos comercializarse una tarjeta idéntica a la mía, que mediante dos electrodos adheridos a la frente, monitorizará mi actividad cerebral junto a mi corazón.

Si mi teléfono móvil consigue monitorizar mi EEG, el diagnostico de las ausencias, los trastornos del sueño, las crisis epilépticas, el estado de consciencia de una persona, mi reacción al volante cuando conduzco, mi concentración mental durante el estudio, todo esto estará disponible para mi médico en el mismo instante en el que se produce.

Creo que somos incapaces de imaginar las consecuencias positivas de estas inmensas posibilidades que se abren ante nosotros. Igual que nuestros profesores no pudieron imaginar hasta qué punto íbamos a ser capaces de analizar la actividad cerebral con la transformada de Fourier.

Equipo del INVANEP

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