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Ante un niño o niña con ataxia (falta de coordinación de movimientos), las manifestaciones clínicas nos deben orientar, en primer lugar, hacia el tipo de ataxia del que se trate, pues el diagnóstico diferencial es muy diferente si es una ataxia aguda o aguda recidivante, a si se trata de una ataxia crónica progresiva.

Pensaremos en ataxia aguda, cuando ocurra en un paciente que previamente está normal y no tiene ninguna alteración neurológica. Las más frecuentes en niños o niñas previamente sanos son la ingestión de fármacos y la cerebelitis aguda postinfecciosa.

La ingestión de fármacos se da con una incidencia más alta entre 1 y 4 años de edad. La sobredosificación de la mayoría de fármacos psicoactivos pueden producir ataxia, y otros trastornos neurológicos. También un uso excesivo o la sobredosificación de antihistaminicos en lactantes y niños pequeños especialmente durante una infección de oido medio pueden predisponer a tener una ataxia.
Hay que preguntar a los padres y cuidadores qué fármacos de estas características tienen en casa y si están al alcance del niño o niña. Cuando se sospeche de un determinado fármaco puede ser útil analizar su concentración en sangre y sus metabolitos en orina, caso de que sea posible esa determinación.

El tratamiento va a depender del fármaco o sustancia en cuestión y de la concentración alcanzada o dosis ingerida. En la mayoría de casos hay que esperar que con su eliminación desaparezca la ataxia, y hay que vigilar, e incluso monitorizar las constantes vitales, el equilibrio ácido-base y la indemnidad de las funciones hepática y renal. Todo esto se valorará inicialmente por su agudeza en un centro de urgencias, y según la evolución y el alcance del problema se podrá o no terminar la observación en un centro ambulatorio.

La ataxia cerebelosa aguda suele ocurrir en niños o niñas de 2 a 7 años de edad, pero se ha visto hasta con 16 años de edad. Inicia clínicamente de forma brusca al despertarse por la mañana o tras una siesta. Suele ser muy intensa al principio, incluso puede empeorar en las primeras horas pero luego suele mejorar. Si no mejora o incluso empeora progresivamente o recidiva con frecuencia, hay que pensar en la posibilidad de otros diagnósticos.

El diagnóstico es por exclusión. Es frecuente que la etiología postinfecciosa sea por varicela.

En todos los casos debe descartarse la ingesta de fármacos y debe valorarse realizar una neuroimagen, especialmente si no se tiene la seguridad de la causa de la ataxia. En el caso de la cerebelitis postinfecciosa por varicela, suele ser autolimitada y no suele precisar tratamiento.

Equipo del INVANEP

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