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A pesar de que cada vez hay más y mejor información sobre la epilepsia y los falsos mitos, no es raro encontrar personas que nunca han presenciado una crisis convulsiva, o que la han presenciado pero no han sabido reaccionar. En cualquier caso, la reacción general cuando se presencia una crisis epiléptica suele estar entre la sorpresa y la alarma.

Teorizar sobre el diagnóstico cuando una persona está convulsionando no suele ser de utilidad si no se es un médico especializado, por lo que para la mayoría de nosotros es de mucha utilidad tener un esquema básico de actuación; unos simples pasos que ayudan a controlar la situación del mejor modo posible:

  1. Mantener la calma. Fundamental si no se sabe qué hacer, en la mayoría de los casos, en 2-3 minutos la crisis cesará y ninguna maniobra que se nos ocurra podría haberla reducido (más allá del personal de emergencias en situaciones de crisis prolongadas o estatus).
  2. Observar. Si somos testigos de una crisis de un familiar o amigo, es probable que cuando llegue el personal sanitario nos pidan información sobre cómo ha sido, qué estaba haciendo, cuánto ha durado, cómo han sido los movimientos, si emite sonidos, cambios de coloración… si entramos en pánico no podremos ser de utilidad para informar. Es altamente recomendable mirar un reloj en el momento del comienzo, para poder controlar cuántos minutos ha durado en total el evento.
  3. Asegurar. En crisis convulsivas existe riesgo de que el paciente se golpee con objetos a su alrededor una vez está en el suelo. Intentar que se tranquilice no servirá de nada, puesto que no se trata de movimientos voluntarios controlables, y el paciente suele estar inconsciente. No será fácil sujetarlo, pero a fin de evitar golpes contra el suelo, bordillos, objetos, suele ser útil colocar una prenda doblada bajo su cabeza, una chaqueta por ejemplo, y alejarle de objetos con los que se podría golpear.
  4. Evitar errores del pasado. Antiguamente se creía que era fundamental colocar algo entre los dientes para evitar mordeduras. En realidad, para cuando el paciente está en crisis, la mordedura ya se ha producido, y aunque quisiéramos no podremos introducir nada en su boca y sería incluso peligroso.
  5. Colocación. Si el paciente está inconsciente y no está convulsionando ya, colocarle de lado impedirá que sufra atragantamientos con vómito y obstrucción de vías aéreas si tenía algo en la boca. Al finalizar una crisis convulsiva el paciente tiende a quedarse dormido, en un estado de poca reactividad que se puede prolongar durante varios minutos y sin respuesta a estímulos. Observar esta fase postcrítica y su duración es importante también. La información sobre esta fase postcrítica puede ser determinante para diferenciar una crisis epiléptica de un síncope, por ejemplo.
  6. No administrar fármacos inmediatamente después de la crisis. Aunque sea su propia medicación, durante un rato será conveniente observar y esperar, y en caso de duda consultar con personal sanitario.

Existen crisis epilépticas que no son convulsivas, como las crisis de ausencia, pero la norma general suele ser similar: no hacer ninguna maniobra especial, observar, garantizar la seguridad del paciente y en caso de necesidad contactar con los servicios médicos.

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