El autismo es un trastorno de base genética
(aún por precisar) que afecta al neurodesarrollo
y, por tanto, al funcionamiento cerebral y consecuentemente
al funcionamiento psicológico. En un plano
neurobiológico se afectan delicadas conexiones
en las que están implicadas zonas límbicas
y frontotemporales. En un plano psicológico
el trastorno produce alteraciones cualitativas en
funciones característicamente humanas y en
ámbitos tan relevantes como la relación
e interacción, social, la comunicación
y el lenguaje y el desarrollo de la actividad simbólica
e imaginativa.
En la mayor parte de los casos se identifica una
presentación temprana del trastorno, muy
frecuentemente de forma regresiva, es decir, tras
un periodo de desarrollo normal que se extiende
hasta el final de primer año o año
y medio de vida. Las evidencias proceden de distintas
fuentes aunque sobre todo de dos de ellas: la información
restrospectiva que nos proporcionan las familias
y el análisis de videos domésticos.
Ambas fuentes son bastantes coincidentes en señalar
como indicios o manifestaciones tempranas las dificultades
que se observan en la constitución de habilidades
de intersubjetividad secundaria y/o habilidades
de referencia y atención conjunta, prototípicas
del desarrollo normal en torno al último
trimestre del primer año de vida.
En base a todo lo anterior se analizan y discuten
las implicaciones que, para el desarrollo de pruebas
de screening y detección temprana, tiene
el conocimiento profundo tanto del desarrollo normal
en los primeros años como la génesis
y presentación prototípica del trastorno.
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