El TDAH es un trastorno frecuente
en niños con retraso mental (RM). La prevalencia
en estos pacientes se sitúa entre el 4 y
el 15%, generalmente dos veces más que la
observada en poblaciones sin RM.
El estudio del TDAH en pacientes con inteligencia
límite o retraso mental leve no difiere del
realizado o realizable en niños sin RM. Sin
embargo, carecemos de instrumentos neuropsicológicos
a nivel clínico y psicométrico para
evaluar adecuadamente las funciones ejecutivas de
pacientes con retraso mental severo.
Desde el punto de vista terapéutico, los
neurolépticos y los psicoestimulantes son
los dos grupos de fármacos más empleados
en el tratamiento de los problemas conductuales
en niños con RM. El primero grupo es el más
empleado; sin embargo, el tratamiento estimulante
es más específico para el tratamiento
de los problemas atencionales y conductuales cuando
el niño con RM asocia un TDAH. El metilfenidato
es eficaz en las ¾ partes de los niños
con RM, también en edades preescolares. Ha
revelado ser eficaz en los perfiles clínicos
y en los estudios psicométricos.
Otros tratamientos como la clonidina o la flenfuramina
han mostrado también cierta eficacia en pacientes
con RM, especialmente a nivel clínico.
Experiencia Personal
En la ponencia al congreso expondremos
el resultado parcial de tres revisiones.
En la primera y con carácter retrospectivo,
estudiamos 90 niños con TDAH (45 de ellos
con RM) controlados durante un mínimo de
un año. La edad (9.5años) y distribución
por sexos (15niñas/30niños) fue similar
en ambos grupos. Se observó que el 60% de
los niños con RM tomaron Mph y el 40% de
los mismos recibieron neurolépticos como
primera elección. De los niños con
RM que recibieron Mph, en el control realizado a
los 2 meses se objetivó una mejora sintomática
en el 75% de los mismos. Al año, esos niños
mantenían el tratamiento psicoestimulantes,
aunque el 20% en combinación con risperidona.
En la segunda, apuntamos los resultados de un estudio
prospectivo sobre 500 pacientes con TDAH, de los
cuales 14 casos mostraban un CI menor de 70, y 20
casos más tenían un CI límite.
La distribución por subtipos de TDAH no mostró
diferencias de ningún tipo. Sin embargo,
la distribución por sexos fue diferente,
observándose una distribución 1:1
respecto a 5:1 entre varones y mujeres, en pacientes
con CI bajo o CI normal respectivamente. Las formas
sintomáticas de TDAH se observaron con mayor
frecuencia en las formas asociadas a CI bajo, aunque
de forma no significativa.
En la tercera, analizamos de forma retrospectiva
las características del WISC-R en 101 pacientes,
distribuidos en 3 subgrupos CI medio (42 niños),
CI límite (22 niños) y CI menor de
70 (37 niños). No había diferencias
en la distribución por sexo o edades. La
puntuación típica del subtest de dígitos
se matuvo en los dos primeros grupos como el subtest
más bajo, y en el grupo con RM se situó
de nuevo entre los tres más bajos del estudio.
El factor 3 de Kauffan (“independencia a la distracción”)
fue claramente inferior al factor 2 (“visoperceptivo”)
en los tres grupos. El factor 3 fue más bajo
que el factor 1 (“verbal”) en los dos primeros grupos,
pero esto sólo se objetivó en el 55%
de los pacientes con RM.
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