TDAH PREESCOLAR:
Diagnóstico e intervención terapéutica
Dr. Fernando Mulas
Especialista en Neurología y en Pediatría
Director del Instituto Valenciano de Neurología Pediátrica (INVANEP)
Ponencia presentada XIV Curso Internacional de Neuropediatría y Neuropsicología Infantil. Valencia 2012
Correspondencia:
INVANEP. C/ Artes Gráficas, 23, bajo
46010-Valencia. España. Tf: 963613300
www.invanep.com
INTRODUCCION
El Trastorno por Déficit Atención e Hiperactividad (TDAH) es la problemática del neurodesarrollo mas frecuente en la clínica neuropediátrica, afectando a un 5 - 7 % de los niños, lo que representa uno de cada aula escolar. A pesar de la diferente prevalencia con el TDAH edad escolar se considera un síndrome verdadero y diferenciado y su diagnóstico precoz predice la afectación, y las correlaciones clínicas y los déficits neuropsicológicos con el TDAH escolar son similares (Sonuga-Barque et al. Dev. Neuropsycol, 21: 255-272, 2002).
La visión del TDAH desde la óptica de la Atención Temprana, que abarca hasta los 6 años de edad, incluye su oportuna consideración respecto a su diagnóstico precoz y tratamiento. Desde el punto de vista clínico la precisión diagnóstica no es fácil, sobre todo en los futuros subtipos inatentos y a nivel farmacológico las limitaciones comienzan por la ausencia de indicación en la ficha técnica por la edad y porque las evidencias indican que debe comenzarse en estas edades por la intervención psicopedagógica temprana.
El TDAH en edad preescolar se manifiesta en un 50% menos que en la edad escolar, lo que supone alrededor de un 3% de los niños y hay dificultades en la estandarización de los criterios diagnósticos. No existen criterios clínicos predictivos, aunque puede ser útil los correspondientes al DSM-IV (Viser et al. Pediatrics, 119: s99-s106, 2007) que se basa en la presencia de un determinado número de síntomas de una lista de 18 posibles (ver Tabla), que deben haberse presentado antes de los 7 años, durante al menos 6 meses, producir una afectación importante a nivel de 2 o más ambientes (familiar, escolar, etc.) y ser valorados por los padres y los profesores. El trastorno no debe explicarse mejor por otra enfermedad psiquiátrica. Se citan 3 subtipos:
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo inatento (TDAH-I): cuando se cumplen 6 o más criterios de la lista de Inatención, sin cumplir 6 o más criterios de la lista de Hiperactividad-Impulsividad.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo hiperactivo-impulsivo (TDAH-HI): cuando se cumplen 6 o más criterios de Hiperactividad-Impulsividad, sin cumplir 6 o más criterios de la lista de Inatención.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo combinado (TDAH-C): cuando se cumplen 6 o más criterios de Inatención y 6 o más criterios de Hiperactividad-Impulsividad.
DÉFICIT DE ATENCIÓN
1- A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
2- A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas.
3- A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
4- A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones en el lugar de trabajo.
5- A menudo tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
6- A menudo evita, le disgustan las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
7- A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades.
8- A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
9- A menudo es descuidado en las actividades diarias.
HIPERACTIVIDAD
1- A menudo mueve en exceso manos y pies o se remueve en su asiento.
2- A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado.
3- A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en las que es inapropiado hacerlo.
4- A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
5- A menudo está en marcha o parece que tenga un motor encendido.
6- A menudo habla excesivamente.
IMPULSIVIDAD
1- A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
2- A menudo tiene dificultades para guardar su turno.
3- A menudo interrumpe o estorba a otros.
*Estos síntomas han persistido durante más de 6 meses y se han iniciado antes de los 6 años de edad. Los síntomas son inadecuados al nivel de desarrollo y producen una disfunción significativa al menos en dos ambientes (familiar, escolar, etc.).
Tabla: Criterios diagnósticos del TDAH según la DSM-IV.
En la actualidad, ante la próxima publicación de la quinta revisión del DSM prevista para 2012, existen varias propuestas, entre las se pueden citar: por un lado, aumentar la edad del inicio de los síntomas hasta los 12 años, poder diagnosticar el TDAH en el adulto, reescribir la lista de síntomas, dando mayor peso a los síntomas de impulsividad, que están poco representados, poder diagnosticar TDAH en presencia de un trastorno del espectro autista, y seguir diferenciando el TDAH del trastorno de conducta.
Un seguimiento del TDAH preescolar en la edad escolar (Lahey et all., Arch Gen Psychiatry. 2005; 62:896-902) concluye que los subtipos en principio etiquetados como hiperactivos-impulsivos no tienen un diagnóstico estable y la mayoría pasar a ser combinados, y al contrario en los subtipos combinados e inatentos su diagnóstico es mas estable y persiste en la edad escolar.
ETIOLOGÍA
Desde el punto de vista etiológico se estima que en un 80% de los casos tiene una base genéticamente determinada de carácter poligénico, lo cual obliga a pensar que aunque los síntomas no desenmascaren el trastorno el mismo está presente y su diagnóstico puede dilatarse en el tiempo con el perjuicio consiguiente. La Academia Americana de Pediatría ya se ha pronunciado de que la edad del diagnóstico debe contemplarse a partir de los 4 años, y el incremento de revisiones y evidencia de trabajos científicos al respecto permitirán en un futuro no lejano enfatizar más en las consideraciones diagnósticas y el tratamiento en la edad preescolar.
El TDAH se ha asociado con diversas alteraciones anatómicas y funcionales del sistema nervioso central (SNC), pero a día de hoy no existe una lesión o mecanismo fisiopatológico único que explique satisfactoriamente el trastorno. Si consideramos otros posibles métodos de diagnóstico en el TDAH en relación con patologías causales o asociadas al TDAH, respecto a los factores medioambientales se han identificado varios, como el estrés materno durante el embarazo o el tabaquismo (lo que podría relacionarse con una mayor frecuencia de madres con TDAH), uso de alcohol u otras drogas, las complicaciones durante el embarazo (como el retraso del crecimiento intrauterino) siendo por ello evidente el riesgo entre los niños adoptados especialmente de los países del este europeo (Hernandez S., Mulas F., Tellez M., Roselló B.; Niños adoptados: Factores de riesgo y problemática neuropsicológica. Rev Neurol.2003; 36 : S108-S117). Por otra parte el diagnostico de síndrome del espectro alcohólico fetal es de difícil diagnóstico, a pesar de ser significativas las características fenotípicas, y debe tenerse presentes las similitudes clínicas y la frecuencia de TDAH en el Síndrome Alcohol Fetal.
Un aspecto de interés para la atención temprana, dada la relevancia de esta intervención en niños prematuros, es la asociación entre TDAH y los niños de muy bajo peso al nacimiento como pusimos de manifiesto en la tesis doctoral sobre Evolución neuropsicológica en edad escolar de los recién nacidos de peso menor de 1000 gramos (Mulas, 2003) cuyos resultados del grupo experimental en el funcionamiento psico-social a largo plazo revelaron que las dificultades mas severas afectaban fundamentalmente al área del lenguaje (C.I. verbal y habilidades psico-lingüísticas) que se asocian directamente con los problemas en el control y regulación de los impulsos (Hiperactividad y agresividad) y con los aprendizajes escolares básicos, siendo relevante que en su seguimiento escolar estos niños tuvieron un índice de repetición de cursos académicos escolares de cuatro a cinco veces superior a los del grupo control.
Factores adversos como la asfixia perinatal, un bajo valor de Apgar o las convulsiones se relacionan con mayor frecuencia con TDAH, por lo que ante estos antecedentes y signos clínicos de alarma en la exploración neurológica deberían considerarse los estudios de neuroimagen que descarten patologías anatómicas cerebrales asociadas, sobre todo cuando se existe debilidad mental. Los estudios de EEG no forman parte del diagnóstico pero valoran el funcionamiento eléctrico cerebral más frecuentemente alterado en los niños TDAH, y son imprescindibles ante la sospecha de episodios de ausencias críticas. Se ha descrito asimismo una mayor frecuencia de ferropenias y alteraciones del metabolismo tiroideo en los casos de TDAH, y con esta analítica rutinaria ello se podría descartar.
SIGNOS CLINICOS DE ALERTA EN EDAD PREESCOLAR
Los TDAH preescolares del subtipo combinado presentan precozmente una conducta disruptiva con variaciones temperamentales y alteraciones de la regulación emocional para su edad correspondiente, lo que repercute en una limitada interacción social e incluso una difícil relación con sus padres. Estos niños entre los 3 y 6 años tienen de forma progresiva un menor nivel para la aceptación de las normas que los demás, tienen rabietas frecuentes, tienen más conflictos con sus compañeros y se pegan más con ellos porque son más competitivos por su impulsividad, piden muchas cosas con insistencia, y son intrépidos sin ver el peligro porque además tienen gran actividad motora y curiosidad por todo.
Los TDAH preescolares inatentos pasan más desapercibidos porque no son tan conflictivos, van a su aire y hacen poco caso a los demás, sacan los juguetes de su sitio pero luego no les hacen caso y en clase no siguen el ritmo de los demás, se olvidan de sus tareas y organizan peor sus actividades. Por otra parte los ambientes también influyen y puede darse el caso de que en su casa son muy tolerantes con el niño pero en la guardería se quejan y solo un cuidadoso seguimiento clínico de los signos de alarma permitirá hacer una fundamentada sospecha diagnóstica. Nos parece de utilidad práctica reseñar esquemáticamente los signos referidos por Vaquerizo-Madrid J (Rev Neurol, 2005; 40: S25-S32):
1. Pobre disposición para el juego social con otros niños.
2. Exceso preferencia por los juegos deportivos sobre los educativos.
3. Actitud desmontadora ante los juguetes, y pobre interés sostenido por el juego.
4. Retraso del lenguaje.
5. Retraso y torpeza en el desarrollo de la motricidad fina adaptativa.
6. Dificultades para el aprendizaje de los colores, los números y las letras.
7. Dificultades para el desarrollo gráfico y para la comprensión de la figura humana.
8. Inmadurez emocional para su edad correspondiente.
9. Constantes rabietas y más accidentes aunque leves en el hogar o en el parvulario.
VALORACIÓN NEUROPSICOLÓGICA EN LA EDAD PREESCOLAR
La exploración clínica neuropsicológica representa dificultades por la irregular colaboración pero es precisa una valoración de las habilidades de autorregulación e inhibición de los comportamientos impulsivos que se precisan para una futura competencia personal y académica. Se enumeran una serie de pruebas que son útiles para la valoración neuropsicológica en edades tempranas:
• Control Inhibitorio: Test Stroop SOL – LUNA
• Reflexibilidad-impulsividad: Test de Emparejamiento figs familiares (MFF)
• Memoria de trabajo: Subtest de Frases de la escala wppsi
Test de figura compleja de REY
• Planificación: Torre de Londres
Test de figura compleja de REY
• Flexibilidad cognitiva: Test de figuras enmascaradas (CEFT)
Dimensional Change Card Sorting (DCCS)
• Atención: Cancelación de rombos
Cancelación de números
CPT
Subprueba de integración visual de ITPA
Subprueba de memoria secuencial auditiva de ITPA
TRATAMIENTO FARMACOLOGICO Y/O INTERVENCIÓN PSICOPEDAGÓGICA EN LA EDAD PREESCOLAR
A partir de los 6 años los fármacos clásicamente se ceñían en España al metilfenidato, un psicoestimulante cuya acción preferente sobre la vía dopaminérgica consigue mejorar la atención y el control inhibitorio del impulso, implementándose la función ejecutiva, los resultados académicos y la conducta. El metilfenidato de liberación inmediata existe desde hace décadas (Rubifén® de 5, 10, 20 mgrs), y posteriormente se creó la formulación retardada “oros” de metilfenidato (Concerta® de 18, 27, 36 y 54 mgrs), que posibilitó el comienzo de dar una sola toma al día (Mulas F, Mattos L, Hernández S, Gandía R. Actualización terapeútica en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad: metilfenidato de liberación prolongada. Rev Neurol 2005; 40 (supl 1): S49-S55). Después se ha incorporado otra presentación de liberación retardada en forma de “pellets” (Medikinet® de 10, 20, 30 y 40 mgrs). Las dosis de metilfenidato oscilan de 0.5 a 1 mgr/Kgr/peso/día, y en los subtipos inatentos las dosis habituales son algo menores de 0.3 a 0.5 mgrs/Kg/peso/día. No se producen hábitos de dependencia y aunque puede disminuir el apetito no se ha demostrado repercusión a largo plazo sobre el peso y la altura, ni con una relación directa con la aparición de tics, que es una comorbilidad frecuente en el TDAH.
Desde hace pocos años disponemos de un fármaco no psicoetimulante, la atomoxetina (Strattera® de 10, 18, 25, 40, 60 y 80 mgrs) igualmente indicado en TDAH como referencia en las guias del Ministerio de Sanidad español, que actúa sobre la vía noradrenérgica, siendo electivo si hay comorbilidad de tics y ante una sintomatología de predominio internalizante. La dosis es de 1.2 a 1.5 mgrs/kgr/peso/día, también solo una toma diaria, que puede darse por la noche, y los efectos comienzan a hacerse mas evidentes a las dos o tres semanas de iniciar tratamiento.
Finalmente está prevista la incorporación al mercado español de al menos tres nuevos fármacos para el TDAH, un metilfenidato hidroclorido (Equasym XL® de 10, 20 y 30mg), la lisdexanfetamina (Vyvanse®), ambos psicoestimulantes, y la guanfacina (Intuniv®), un receptor agonista selectivo alfa2A-adrenérgico, por lo que el abanico de opciones terapéuticas parece que se irá abriendo en el futuro, ello sin dejar de considerar la conveniencia de otros fármacos para el uso de las comorbilidades entre las que destaca el trastorno negativista desafiante y los trastornos disruptivos de conducta, para los que habitualmente se comienza con dosis moderadas de risperidona (Risperdal®).
Respecto al TDAH preescolar, contabilizado a partir de los 4 años según está actualmente aceptado, en primer lugar los psicoestimulantes tienen menos eficacia que en la edad escolar, además tienen más efectos adversos en la edad preescolar y en estas edades no hay indicaciones aprobadas por farmacovigilancia para la mayoría de los fármacos que se emplean para el TDAH. Se han descrito razones teóricas y empíricas de que la intervención psicopedagógica tiene mayor beneficio en los TDAH preescolares (Swanson et al. J. Am. Acad. Child Psychiatry, 45. 1304-1313, 2006), ya que el desarrollo de las habilidades de autorregulación, demora de gratificaciones e inhibición de comportamientos impulsivos facilitan la respuesta adecuada a las demandas sociales, que son los cimientos para la mejor competencia personal y académica.
El estudio “Preescolar ADHD Treatment Study” (PATS), avalado por el Instituto de Salud Mental Americano en 6 centros de EEUU, doble ciego cruzado, randomizado, controlado, para ver eficacia metilfenidato de liberación inmediata en niños de 3 a 5.5 años (N=303), durante 70 semanas fue de un diseño complejo incluyendo 10 semanas de entrenamiento a padres, que tuvo una continuación en abierto y mostró en sus conclusiones que la tercera parte (114) con tratamiento modificación de conducta no requirieron pasar a la fase de medicación. También se evidenció la eficacia del metilfenidato en preescolares pero limitada por la dosis (0.4 – 0.8) siendo la respuesta clínica menor que en los niños mas mayores. Se apreciaron mayores efectos adversos en los más pequeños (11% de abandonos) aunque no graves, y se vió que la reducción de la velocidad de crecimiento (20%) es temporal sin efecto a largo plazo en edad adulta, aunque se debe tener mayor vigilancia si se cruza dos lineas de percentil de peso respecto al comienzo de tratamiento. La medicación en el preescolar se debe titular más lentamente
Los padres de los niños con TDAH preescolar no finalizan su papel llevando a sus hijos a los médicos especialistas en TDAH y sus terapeutas psicólogos o psicopedagogos sino que también deben instruirse a través de ellos, y de las asociaciones de padres sobre cómo deben comportarse con sus hijos. Cada caso es diferente pero en general tienen que tener mucha paciencia y no entrar en conflicto directo con ellos. Tienen que ayudar a sus hijos a que se organicen mejor sin que ello suponga un control excesivo ni tampoco ser muy estrictos en todo. Aunque les parezca chocante y a veces desesperante tienen que tener mucha mano izquierda con sus hijos. Deben además estar en contacto frecuente con sus educadores escolares.
Los profesores igualmente juegan un papel fundamental pues si sitúan al alumno cerca de ellos pueden interactuar con mayor frecuencia, preguntarles cosas cuando ven que se despistan, facilitarles la labor e incluso darles más tiempo en las evaluaciones escolares cuando son más mayores, con la idea que mejore su rendimiento académico y con ello la autoestima del alumno lo que conlleva una mejor pronóstico
Finalmente enfatizamos en lo importante que es hacer el diagnóstico temprano del TDAH preescolar por las implicaciones relevantes que ello conlleva en la vida futura de estos niños en los ámbitos académicos, conductuales y sociales, especialmente en el subtipo combinado. Solo una intervención decidida con medicación en los casos mas complejos de los preescolares y un adecuado apoyo terapéutico psicopedagógico posibilitan mediante una intervención combinada multidisciplinar, en la que se debe contar con la intervención de los padres y los profesores, hacen posible un mejor pronóstico en la evolución futura de estos niños y sus familias.
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