ENDOFENOTIPOS GENÓMICOS DEL TDAH
Autores: Alberto Fernández-Jaén (1), Daniel Martín Fernández-Mayoralas (1), Beatriz Calleja Pérez (2), Nuria Muñoz Jareño (3), Sonia López Arribas (4)
1. Unidad de Neurología Infanto-juvenil. Hospital Universitario Quirón. Centro CADE. Madrid.
2. Atención Primaria de Pediatría. Centro de Salud “Doctor Cirajas”. Madrid.
3. Sección de Neuropediatría. Hospital “Infanta Leonor” de Vallecas. Madrid.
4. Unidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil. Hospital “Gómez Ulla”. Madrid. Centro CADE. Madrid.
Correspondencia:
Alberto Fernández-Jaén.
Hospital Universitario Quirón. C/ Diego de Velázquez, 1, 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid). Tlf.902151016.
Centro CADE. C/ Jimena Menéndez Pidal 8-A, 28023 Aravaca (Madrid). Tlf. 913573203.
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Resumen
El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es un trastorno muy heterogéneo desde el punto de vista clínico. Su variabilidad clínica se ha expresado a través de la combinación de los síntomas cardinales [1, 2] y asociados, los inherentes a la comorbilidad y a los derivados o influenciados por los diferentes factores ambientales [3, 4].
A pesar del reconocimiento del TDAH como uno de los trastornos del neurodesarrollo más prevalentes en la población infanto-juvenil, y el conocimiento cada vez más extenso de los diferentes mecanismos etiopatogénicos, la clasificación o tipificación endofenotípica sigue manteniéndose en el terreno clínico o incluso neurocognitivo [5-9]. Los avances en la neuroimagen nos han demostrado un desarrollo cortical particular en los pacientes con TDAH [10-13]. Igualmente, se han implicado diferentes genes en su etiopatogenia, especialmente aquellos implicados en la transmisión de señal, transporte o metabolismo catecolaminérgico [14-16]. Entendiendo el TDAH como un trastorno neurobiológico y entrando en la prometedora era de la farmacogenómica [17-19], sigue siendo proporcionalmente excepcional la tipificación clínica del TDAH según su genética de base, de aquí la contraposición paronomástica del título del presente trabajo. Desde una perspectiva neurobiológica, la arquitectura genética de estos pacientes o la interacción de los genes expuestos deberían explicar, al menos parcialmente, los hallazgos neuroanatómicos y neuropsicológicos observados.
Sin embargo, los estudios relacionales entre el genotipado y los hallazgos de neuroimagen o psicológicos son escasos y discordantes en sus resultados. Las diferencias metodológicas en los análisis volumétricos, los tamaños de las poblaciones estudiadas, las baterías neuropsicológicas empleadas, la presencia de tratamiento farmacológico previo o la comorbilidad podrían justificar estos resultados.
Los estudios de los genes implicados en el TDAH, a través del análisis de casos-control, estudios familiares o poblacionales, han proliferado de forma notoria en la última década. Numerosos estudios han demostrado que diferentes genes tienen un papel moderado y complejo en la etiología del TDAH. Se ha constatado asociaciones significativas con varios genes candidatos para este trastorno como DAT1, DRD4, DRD5, 5HTT, HTR1B o SNAP25 [14, 15].
Aunque los estudios que relacionan los hallazgos anatómico-funcionales con la fórmula genética de los pacientes con TDAH son realmente escasos, parece perfilarse una relación clara entre las formas alélicas del DAT1 y el volumen y función de los núcleos basales, y entre el genotipado del DRD4 y el espesor de la corteza frontal [20, 21].
Los hallazgos diferenciales en los perfiles neuropsicológicos, atendiendo a la fórmula genómica del paciente, son claramente más dispares [22]. Aunque el alelo de 10R del VNTR de 40pb, localizado en la región 3´UTR del DAT1 parece mostrar cierta susceptibilidad al TDAH, son los pacientes con el alelo de 9R los que obtienen peores puntuaciones en tareas ejecutivas y/o atencionales. Al analizar la presencia del alelo de 7R del DRD4 y la ejecución de tareas cognitivas, parece registrarse resultados diferentes atendiendo al antecedente histórico de tratamiento farmacológico; los pacientes naive con este genotipo muestran una mayor impulsividad cognitiva.
A la vista de lo expuesto, parece marcada la entrada a la prometedora era farmacogenómica. La investigación en la genética del TDAH empieza a abrir puertas en la tipificación endofenotípica de estos pacientes, como alude el título. La heterogeneidad del genotipo posiblemente pueda explicar en gran medida la heterogeneidad clínica, no desde una perspectiva monogénica o como marcador único, sino como múltiples marcadores que se engranan en su expresión clínica final. Probablemente podrán explicar la presencia de trastornos comórbidos, la persistencia del TDAH en la edad adulta o la respuesta diferencial a los diferentes tratamientos farmacológicos.
El resultado final debería ser poder realizar mejores diagnósticos, anticipar pronósticos y consecuentemente, elegir las medidas terapéuticas más adecuadas para cada paciente, en función de su arquitectura genómica.
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