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  Beatriz Gallardo-Paúls1 , Manel Gimeno Martínez2 y Verónica Moreno Campos1
   1 Universitat de València
   2 IES La Nucia, Alicante
 
 
  Correspondencia: Beatriz Gallardo-Paúls. Lingüística general. Fac. Filología, Blasco Ibáñez 32-5ª, 46010 Valencia. Tel. 963864279. Correo-e.: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 
 
  

  1. Introducción y objetivos

   En las últimas décadas, los estudios sobre las habilidades lingüísticas en poblaciones con daño neurológico se han visto claramente marcadas por el sesgo pragmático, que desplaza el foco de atención desde los aspectos estrictamente formales, gramaticales, al uso eficaz y contextualizado del lenguaje. En este sentido, resulta también inevitable la preocupación por el correlato cognitivo de dicho uso lingüístico, cuyas dimensiones textuales básicas son la narración y la argumentación. Nuestro objetivo es profundizar en las habilidades argumentativas desarrolladas por niños con TDAH en la etapa adolescente.

  2. Antecedentes: pragmática textual en niños con TDAH

  En trabajos anteriores hemos descrito las habilidades pragmáticas de un grupo de niños y niñas de edad escolar (9-11 años), a los que habíamos pedido la elaboración de textos narrativos y argumentativos. En aquella investigación analizamos aspectos de densidad textual, como la proporción de sucesos y argumentos en cada texto, o las huellas formales explícitas de capacidad intersubjetiva (teoría de la mente).
  Se comprobó que los textos escritos por niños y niñas con TDAH presentaban medidas levemente inferiores que el grupo Control, (especialmente en las franjas de menor edad) en algunos aspectos; por ejemplo, introducían más sucesos incoherentes y aducían menos justificaciones (una media de 3,3 argumentos por texto, frente a 5,2 en el grupo C). Se trataba, en definitiva, de textos menos elaborados y menos complejos que los redactados por sus pares. En cuanto al uso de diferentes tipos argumentativos, se comprobó que ambos grupos recurrían a las cuatro estrategias fundamentales identificadas por la teoría de la argumentación:
* Las estrategias lógicas o de instrucción
* Las estrategias argumentativas de sanción, que se basan en mecanismos de causa-efecto (de premio o castigo).
* Las estrategias altruistas o moralistas, que apelan a la identificación y la manipulación emotiva entre emisor y receptor.
* Estrategias claramente falaces.

  3. Materiales y métodos

  3.1. Los datos
  En la presente investigación hemos ampliado el rango de edad y presentamos un análisis similar referido a 79 textos de adolescentes con TDAH, cuya franja de edad se sitúa entre 12 y 18 años. 
 
  3.2. Argumentación, adolescencia y TDAH
  La argumentación constituye, junto a la narración, una superestructura textual básica; aunque el germen de ambos tipos puede rastrearse en la conducta verbal infantil (un llanto desconsolado puede ser un poderoso argumento), el esquema  cognitivo que subyace a ambas estructuras textuales se consolida en momentos distintos. Cabe pensar que el ser humano estabiliza las categorías narrativas durante la etapa escolar, mientras que las categorías del esquema argumentativo (premisas o argumentos, garantías, ejemplos, datos, refutación, tesis o conclusión) se consolidan en épocas más tardías. Algunos autores han señalado que a los 3-4 años se empieza ya a proporcionar argumentos, pero que la estructura textual como tal surge sobre los 10-13 años y se consolida en torno a los 15-17 años; es decir, en plena adolescencia. Esta adquisición más tardía se debe, por un lado, a la mayor complejidad cognitiva de la argumentación y, por otro, al clarísimo predominio de los modelos narrativos sobre los argumentativos en nuestro entorno sociocultural (incluyendo el ámbito académico).
   Los elementos fundamentales del texto argumentativo son una afirmación para la que se propone un valor veritativo (la conclusión), y unos argumentos (premisas o justificaciones) que se proponen como aval o garantía de tal afirmación. Sin embargo, mientras existe una argumentación lógica basada en el valor veritativo de los enunciados (Sócrates es humano, luego Sócrates es mortal, etc.), la argumentación cotidiana de las lenguas naturales se distingue por utilizar argumentos que no se basan sólo en la verdad o la razón, sino en la verosimilitud. Surgen así las distintas tipologías sobre argumentos utilizados, que ya hemos visto. Lo que nos interesa en este trabajo es que los tipos de argumentos remiten a estrategias cognitivo-persuasivas diferentes, las cuales pueden verse afectadas por la existencia de rasgos como hiperactividad, impulsividad o inatención.
  La adolescencia es la etapa en que el individuo se debe forjar un universo de pensamiento propio, y en la que las relaciones con los otros adquieren una dimensión fundamental. En el caso de los adolescentes con TDAH, la llegada al instituto propicia un empeoramiento de los resultados académicos, en buena parte porque deben enfrentarse a una serie de cambios: mayor número de profesores y asignaturas, horarios más condensados, compañeros nuevos, creciente énfasis en la autonomía del alumno, menos atención individualizada... En este contexto, se explica la existencia de lo que Barkley etiqueta como formas de comunicación negativa en TDAH, y que podemos clasificar según nuestro enfoque pragmático en tres tipos de conducta:
* Actos de habla ilocutivos: insultar, menospreciar al otro, criticar continuamente, ponerse a la defensiva, salirse del tema, sacar a relucir temas del pasado, minimizar temas graves.
* Paralenguaje: evitar la mirada, usar tono sarcástico o desdeñoso.
* Conducta y psicología: tener rabietas, eludir responsabilidades, teoría de la mente inadecuada.
  Casi todas estas conductas (lingüísticas o no), de impacto social negativo, afectan a la capacidad argumentativa, al igual que otras directamente vinculadas con los dos criterios básicos de identificación del trastorno.
  

  4.  Resultados y discusión

  El análisis de los datos muestra las siguientes tendencias en los textos de adolescentes con TDAH:
* La argumentación más utilizada es la falaz, y dentro de ella, la estrategia emotiva basada en la identificación con el receptor. Estos argumentos moralistas, altruistas, constituyen un 25,9% del total de los argumentos utilizados por nuestro grupo adolescente. Sin abandonar la esfera de la falacia, encontramos también un recurso frecuente (17,1% del total de la muestra) a las argumentaciones circulares y tautológicas, así como a las que se basan en tópicos socialmente ratificados (10,9%).
* Las estrategias de instrucción, basadas en argumentos lógicos y objetivos o en ejemplos ilustrativos, constituyen en total un 32,9% de los argumentos utilizados (si bien sólo 17 de los 433 argumentos son ejemplos).
* En tercer lugar, las estrategias de sanción suponen un 12,7% del total de argumentos; de los 55 argumentos de sanción, sólo 5 aducen una estrategia de premio, mientras los otros 50 aluden a castigos y consecuencias negativas.
* Por otro lado, se ve una tendencia a la reiteración de un mismo argumento, que nos llevaría a pensar en  una falta de flexibilidad cognitiva y escasa consideración a nuevos puntos de vista.
  Si intentamos establecer una evolución por referencia a los textos infantiles, vemos que los rasgos más notables son el ligero incremento de estrategias lógicas, y lo que parece una sustitución de las argumentaciones basadas en el castigo por las argumentaciones circulares (“no se puede fumar en el instituto porque no se puede”) o aquellas que se basan en tópicos aceptados; de entre estas últimas es destacable el uso de tópicos relacionados con la salud y los llamados hedonistas.
  Por lo que se refiere al contraste con las redacciones del grupo C,  encontramos que, una vez más, no hay diferencias radicales entre uno y otro grupo. Destaca, en primer lugar, el hecho de que los adolescentes del grupo C proporcionan una media de 3 justificaciones por texto, frente a los 5,5 del grupo TDAH. Por lo demás, vemos mayor proporción de argumentos basados en la sanción (de castigo): un 12,7% en los adolescentes con TDAH frente a un 6,3% de las argumentaciones usadas por el grupo C; este incremento no se compensa en el grupo C con un mayor recurso a estrategias lógicas, sino que se mantiene en el ámbito de la falacia (argumentos tópicos, tautológicos o de autoridad).

  5. Conclusiones

   A tenor de los análisis realizados establecemos estas conclusiones:
  1. Ni en la edad infantil ni en la adolescente se encuentran diferencias radicales, cualitativas, respecto a los textos elaborados por el grupo C. Hay diferencias de grado, no de uso.
  2. Mientras en la edad infantil el grupo C utilizaba más argumentos por texto (5,5 frente a 3,3), en la adolescencia vemos que los hablantes con TDAH aducen un mayor número de justificaciones para cada tesis.
  3. En ambas franjas de edad, el grupo TDAH utiliza doblemente las estrategias de sanción, muy especialmente las de sanción negativa. El grupo de control recurre a este tipo de argumentos en una proporción del 17,7% (infancia) y el 6,3% (adolescencia), mientras el grupo con TDAH utiliza este argumento en una proporción de, respectivamente, el 33,3 y el 12,7%. Interpretamos esta diferencia como discurso ecoico de los mensajes adultos.
  4. Inversamente, en el grupo C se recurre más a estrategias falaces (tópicas, tautológicas, circulares, de autoridad).
  5. En ambas franjas de edad se utiliza similarmente la argumentación lógica, razonable: un 38,4% y 30,9% de los argumentos del grupo C, y un 28,2 y 32,9% de los argumentos del grupo con TDAH.  
  
 

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