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El síndrome de Gilles de la Tourette (Síndrome de Tourette o ST) es el trastorno por tics más frecuente en la edad pediátrica y su incidencia se calcula entre el 0,03-1,6%.
La incidencia varia según la población. En una evaluación de 28.000 soldados reclutados en Israel, se encontró que la prevalencia del Síndrome de Tourette fue del 0,043%. Sin embargo, al analizar una submuestra de 562 reclutados que se evaluaron de una manera más extensiva, la prevalencia de tics motores crónicos fue de 1,78%.

En el DSM-5 se definen los síntomas del Síndrome de Tourette como "tics motores múltiples y uno o más tics vocales" que han estado presentes en algún momento durante el proceso, aunque no necesariamente de forma concurrente; que pueden aparecer intermitentemente en frecuencia pero persisten durante más de un año desde la aparición del primer tic; y cuyo comienzo es antes de los 18 años. No debe haber una causa conocida que motive los tics. Hay que distinguirlo de otros procesos por tics como tics motores o vocales persistentes, donde no ocurren los tics motores y vocales a la vez pero sí pueden hacerlo por separado, y de trastorno de tics transitorio en el que desaparecen por completo antes de un año del inicio.

La gran mayoría de los niños que se evalúan para el tratamiento por Síndrome de Tourette, tienen, además, TDAH. Aproximadamente un tercio de los pacientes, adicionalmente cumplen criterios para el diagnóstico de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Esto significa que en aquellos pocos frecuentes casos en los que los pacientes sólo cumplen los criterios diagnósticos para Síndrome de Tourette, clínicamente, son bastante diferentes de los que tienen ST más TDAH.

Clínicamente la percepción de lo "trivial" o "grave" que es la presencia de tics va a variar de acuerdo con las características individuales y su medio ambiente. Adicionalmente, se debe tener en cuenta que el curso natural de los tics es de remisiones y exacerbaciones, con una disminución de la frecuencia de presentación en la adolescencia.
En términos generales, los tics vocales tienden a ser más problemáticos que los tics motores simples, debido a que ellos generalmente son más notorios o crean más alteraciones en los contextos sociales y escolares.

Es importante enfatizar que el objetivo del tratamiento es disminuir los síntomas a un nivel "tolerable" para el paciente y sus familiares.

Las medicaciones disponibles para el tratamiento de los síntomas del Síndrome de Tourette varían de un país al otro. Muchas de las medicaciones disponibles pueden clasificarse en grupos específicos como neurolépticos, α 2A-agonistas, inhibidores de la recaptación de noradrenalina y otros.
Todos los neurolépticos, excepto la clozapina, son efectivos en el tratamiento de los tics. Los más usados suelen ser la risperidona y el tiapride, que usados en dosis mínimas suficientemente eficaces son bien tolerados. La Pimocida es otro fármaco que se ha usado en procesos graves, pero que se considera de segunda linea por sus efectos secundarios como alargar el QT.

Actualmente han aparecido otros medicamentos distintos de los neurolépticos que se han mostrado eficaces para los tics, y que además mejoran efectos comórbidos como el TDAH y/o la ansiedad. Estos medicamentos son la atomoxetina (inhibidor de la recaptación de la noradrenalina), y la guanfacina (agonista selectivo α-2A adrenérgico). También la clonidina aunque tiene más efectos secundarios que los previos.

Equipo del INVANEP

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