La educación infantil es la etapa educativa que atiende a niños y niñas desde el nacimiento hasta los seis años de edad con la finalidad de contribuir a su desarrollo físico, afectivo, social e intelectual. Es un proceso esencialmente dinámico entre dos o más personas, que busca la inserción activa y consciente del individuo al medio social; es de carácter permanente e inacabado a lo largo de toda la vida humana, teniendo como fin resultante una situación duradera y distinta del estado original.
La educación en esta etapa persigue el desarrollo integral en todas sus áreas, incluyendo: la formación de la personalidad, fortalecer las habilidades , la formación de intereses cognitivos y lograr que alcance las bases y fundamentos esenciales, para iniciar con éxito el aprendizaje escolar .Las áreas del desarrollo infantil están orientadas al desarrollo del lenguaje, la inteligencia, la esfera socio afectiva, los hábitos higiénicos sanitarios, el comportamiento social, la nutrición y la salud.
El fundamento teórico de la Atención y Estimulación Temprana se ha basado en la neurología evolutiva, las teorías de aprendizaje y la psicología del desarrollo. En la actualidad, no se limita a aquellos niños que inician el proceso educativo formal, sino que prevé desde la misma concepción, aprovechando una etapa de la vida donde es mucho más importante la plasticidad neuronal.
Es en la primera infancia donde se asientan las bases para las funciones cerebrales superiores como la memoria, el razonamiento lógico, el lenguaje, la percepción espacial, la discriminación visual y auditiva. En esta etapa se constituye la plataforma para el desarrollo de los talentos. Es en los primeros seis años de la vida, que el niño cuenta con las capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales, que sirven de fundamento para el aprendizaje, la comunicación, la socialización, y en general para el desarrollo de habilidades, capacidades y competencias en edades posteriores. La evidencia apunta que esta etapa es un período en el cual el desarrollo del cerebro marca las bases de la salud, el aprendizaje y el comportamiento durante el transcurso de la vida.
Se sabe que un niño nace con cerca de 100mil millones de células cerebrales, pero el 95% de ellas aún no están conectadas entre sí. Después del nacimiento ocurre una extraordinaria interconexión entre las neuronas para formar las “vías neuronales”, las cuales permiten al niño: ver, oír, oler, caminar, hablar, pensar y nutrirse.
Resultados de investigaciones científicas avalan que el estímulo externo en el organismo infantil influye sobre el número de células y las conexiones entre ellas: mientras más experiencias, estímulos, actividades, vivencias, ejercicios y medio ambiente enriquecido, mayor dimensión y desarrollo del cerebro del infante a través de la formación de nuevas redes neuronales y procesos de mielinización. Las experiencias en las etapas iniciales del desarrollo humano (prenatal y primera infancia), ejercen una gran influencia en la estructuración y funcionabilidad del cerebro, la cual se refleja en la calidad de las habilidades, sensoriales, emocionales, intelectuales, sociales, físicas y morales que tiene cada persona.
En los primeros meses de vida, la sinapsis o conexiones nerviosas se multiplican rápidamente formando estructuras condicionantes para el aprendizaje.
En la etapa de 0 a 6 años el desarrollo del cerebro es rápido, extenso y vulnerable a las influencias medio ambientales. El crecimiento acelerado de las células del cerebro y la proliferación de las conexiones neuronales durante los primeros años de vida es la respuesta a los estímulos del ambiente y a la calidad de las relaciones e interacciones simbólicas, lo que posibilita que la intervención temprana brinde al niño el sustrato para su desarrollo cognitivo, emocional, social y lingüístico.
El entorno emocional es clave en el desarrollo de la personalidad infantil: los ambientes estimuladores favorecen el desarrollo de muchas más conexiones y la organización normal del cerebro, así como la “calidad” de esas conexiones.
La Atención Temprana tiene como objetivos fundamentales:
- Apoyar y promover el desarrollo personal y la autonomía, teniendo en cuenta los procesos madurativos y la realidad biológica de cada niño, así como las características de su entorno familiar y social.
- Fortalecer las capacidades y competencias de la familia, docentes y cuidadores
- Garantizar los principios de normalización e integración en el entorno social, lo que lleva implícito las acciones interdisciplinarias en los diversos entornos naturales (institución infantil, hogar y comunidad)
Principios pedagógicos de la Educación temprana
- Integridad: el niño es una unidad biopsicosocial y, por tanto, las acciones educativas deben apuntar al desarrollo físico, psíquico, intelectual, emocional y social, considerando al niño una personalidad integrada que debe desarrollarse total y armoniosamente.
- Individualidad: cada niño es un ser único con características propias y originales, con un ritmo de desarrollo y aprendizaje personal.
- Actividad: debe utilizarse el juego como método pedagógico, desarrollando experiencias directas con objetos concretos o con medios auxiliares, que induzcan a los niños a aplicar lo aprendido por este medio.
- Libertad. Debe favorecer las manifestaciones espontáneas por medio de materiales, procedimientos y ambientes apropiados.
- Socialización: aprendizaje producto de la comunicación con los demás.
- Creatividad: desarrollada bajo un principio filosófico.
Los aspectos relacionados con la neuroeducación han posibilitado la comprensión de los mecanismos cerebrales que subyacen al aprendizaje, memoria, lenguaje sistemas sensoriales y motores, emociones, comportamiento, entre otros. También ha contribuido a reconocer los factores de riesgo para el desarrollo cerebral como la desnutrición, las emociones negativas y la anemia.
Todo ello ha hecho que la atención integral en la edad temprana se haya convertido en parte esencial del sistema de protección social, de las oportunidades de educación y de las necesidades de salud en la infancia, donde el diagnóstico integral del desarrollo del niño y la vigilancia de los factores de riesgo, permite el diseño de estrategias de prevención e intervención a nivel individual, familiar, institucional y comunitario.
Equipo del INVANEP